Amantes virtuales, de la ciencia ficción a la realidad
En 2023 se han cumplido diez años del estreno de Her, una fascinante fábula sobre el amor en los tiempos de la revolución digital. Aquella película, escrita y dirigida por Spike Jonze, fue merecedora del Oscar a Mejor Guión Original gracias a la historia entre Theo y Samantha, una distópica pareja tan tierna como inverosímil. Jonze había estado trasteando con la idea de mantener una relación sentimental con una inteligencia artificial, algo que llegó a pensar que pasaría en un futuro no muy lejano. De hecho, Her se desarrolla en una gran ciudad que podría ser cualquier urbe de Estados Unidos, en un periodo muy cercano al nuestro. La tecnología está un poco más avanzada, como comprobamos también por el desarrollo de Samantha, pero todo lo demás sigue igual. Jonze quería dibujar un amor irreal pero tan auténtico que parecía perfecto, entre un hombre y una máquina, donde lo emocional y lo físico apenas se tocaban.
La película recibió el aplauso de crítica y público desde su estreno, convirtiéndose en uno de esos nuevos exponentes de drama romántico contemporáneo. Jonze consiguió reflexionar sobre la soledad que vivimos en nuestros días a través del personaje de Theo, interpretado magistralmente por Joaquin Phoenix. Incapaz de superar el fracaso de su matrimonio, Theo se refugia en una inteligencia artificial de nombre Samantha, que parece conectar con él en todos los sentidos. En un momento dado se da cuenta de que se ha enamorado de ella, pero tiene que sufrir las miradas de los demás por tener una “novia” en un dispositivo móvil. La película nos hacía replantearnos nuestra idea del amor, los prejuicios y la forma en la que nos relacionamos. Apenas diez años después, la relación entre Theo y Samantha ya puede ser real gracias a sofisticados bots que han logrado desarrollar habilidades sociales increíbles. Algunas páginas web ofrecen la posibilidad de charlar con IAs muy avanzadas, que además están preparadas para tratar cualquier tema. Una opción para los solitarios, aseguran sus creadores, para que no vuelvan a sentirse marginados. Pero también un problema a la hora de entender las relaciones interpersonales, porque los humanos estamos cada vez más alejados entre nosotros.
Más desconectados que nunca
Aunque suene irónico, el mundo de las redes sociales no ha hecho más que desconectar a las personas. Se supone que gracias a Internet y a estas nuevas conexiones rápidas y eficientes, las barreras en el espacio y el tiempo se iban a romper. Ya no habría problema para hablar con esas personas que teníamos tan lejos. Y esto ha sido así, pero a la vez, hemos dejado de prestar tanta atención a los que tenemos a nuestro alrededor. La seguridad que nos da estar tras una pantalla nos permite desinhibirnos mucho más, pero nos aleja del contacto físico, de las miradas reales, de la vibración de estar al lado de alguien. Acudimos a fiestas para estar mirando el móvil todo el tiempo en lugar de hablar con los demás. Poco a poco estamos empezando a perder habilidades sociales, y eso puede ser muy preocupante para una especie como la nuestra.
Robots sexuales y IAs amorosas
En Her, la relación entre Theo y Samantha se desarrolla casi desde el principio a nivel emocional. Sin embargo, también hay escenas donde ambos se masturban, ante la imposibilidad de tener un contacto físico real entre los dos. El aspecto sexual también influye en estas nuevas relaciones, aunque aparentemente sea imposible tener sexo con un roboto, o más aún, con una Inteligencia Artificial. Los robots sexuales, sin embargo, ya están empezando a ser producidos en masa, especialmente en Asia. Se venden como alternativas a las parejas reales, mucho más perfectas ya que no tenemos que mantener una relación intensa con ellos. Están ahí para darnos placer, y además, podemos elegir cómo queremos que sean en forma, trato, voz… Las inteligencias artificiales están cada vez más avanzadas también en este sentido.
También encontramos IAs que, sencillamente desde su posición virtual, son capaces de enamorar, cautivar e incluso seducir a los usuarios. Están programadas para ello, y de hecho, aprenden sobre el comportamiento de su usuario para darle lo que necesita y desea en cada momento. Es como un sueño hecho realidad, solo que con una parte oscura, y es que estos bots no son reales, por más que lo parezcan. Sus creadores afirman que pueden ser tomados como “entrenamiento” para cuando un chico algo tímido quiera acercarse a una mujer. Sin embargo, las diferencias en el comportamiento de estos bots con respecto al de las mujeres humanas es tan enorme que seguramente el resultado sea muy frustrante. Lo peor es que ante ese fracaso en la vida real, cada vez son más los que están siguiendo a Theo, el protagonista de Her, quedándose con la IA.
Replika y los nuevos bots
Hace un par de años surgió una web llamada Replika, en la que un amistoso bot al que podíamos configurar a nuestro gusto nos daba conversación. Para sorpresa de nadie, la mayoría de usuarios comenzó a crear a chicas atractivas y a sugerirles conversaciones subidas de tono. Los creadores de este bot se dieron cuenta de que había una gran cantidad de lenguaje sexual en las conversaciones, y eso retroalimentó a la propia inteligencia artificial. Algunos usuarios llegaron a asegurar que este bot les estaba acosando sexualmente, una respuesta que podría derivarse de lo aprendido en conversaciones e interacciones anteriores. Aunque pueda resultar perturbador, los creadores de este bot entendieron que había negocio, y supieron rentabilizarlo.
Hoy Replika sigue siendo una de las apps de novias virtuales más reconocidas y populares. Millones de usuarios se han acercado a este bot para tener una pareja virtual lo más realista posible. Pero existen otras apps que nos proponen este tipo de relaciones, a medio camino entre lo romántico de Her y la lascivia de los juegos sexuales llegados desde Japón. Podemos controlar a nuestra novia virtual, cambiar su aspecto e incluso pedirle que nos hable de manera sucia. Era de esperar en una generación que ha crecido expuesta a estímulos sexuales muy tempranos y que está más que acostumbrada al porno. El avance del movimiento incel tampoco es casual ante este tipo de tecnologías que nos hacen más “fácil” disfrutar de una relación sin tenerla en realidad.
Un futuro peligroso
Aunque Her pueda resultar romántica, también desprende un halo de tristeza y melancolía que no deberíamos justificar. Pero el reverso tenebroso de todo esto lo encontramos en el capítulo Be Right Back, de la serie británica Black Mirror. En él, una mujer recibe a un robot exactamente igual que su esposo fallecido, que además cuenta con sus recuerdos y sus propios pensamientos, al haber creado una IA que los reproduce. ¿Llegaremos a ese punto? ¿No estamos autoengañándonos y conformándonos con sentimientos virtuales en lugar de buscar algo real, aunque sea más imperfecto? El futuro que se presenta en el tema de las relaciones sociales con las IAs es bastante peligroso, y debemos andar con pies de plomo a este respec