Las nuevas tecnologías nos han traído unos avances importantísimos para nuestro día a día. Nos facilitan mucho la vida, hasta extremos impensables hace tan solo un par de décadas. Nos mantienen en contacto con nuestros seres queridos, a los que podemos sentir muy cerca a pesar de que estén en otras ciudades o incluso otros países. Las redes sociales, con su doble cara, nos han permitido expresarnos y mostrarnos tal y como somos… pero también se han convertido en un foco de presión. La sociedad ha manipulado las redes para mostrar solo lo bueno, lo genial, una vida falsa que parece ideal a los demás, pero que está lejos de ser auténtica… Y es que tener acceso a toda esa información, a esas opciones y a todo ese entretenimiento tiene un alto precio, y no hablamos solo de lo que puede costar un Smartphone. En los últimos tiempos, los trastornos psicológicos relacionados con la ansiedad, el estrés y la depresión se están multiplicando, especialmente entre los jóvenes.
La situación del mundo en el que vivimos tampoco es precisamente ideal, y la mayoría de problemas mentales transitorios tienen que ver con situaciones habituales. Despidos, rupturas, problemas para encontrar trabajo, inquietud por un futuro impredecible… Todo ello también ha empujado a muchos a sumergirse de lleno en esa vida virtual donde los problemas desaparecen a golpe de clicks y likes. Una vida que podemos inventar sobre la marcha para mostrar lo que queremos ser, en lugar de lo que somos. Para que el resto del mundo nos vea y sonría, causándoles cierta envidia incluso. Esa faceta de las redes sociales está creando verdaderos problemas disociativos a muchas personas que al final terminan creyéndose esa vida falsa, o haciendo cualquier cosa por mantenerla una vez que se derrumba. El peligro de las nuevas tecnologías es evidente, y en la serie Black Mirror ya se nos contaba cómo estos avances tienen su lado positivo, pero también otro muy oscuro. La seguridad en Internet es uno de los mayores problemas a los que nos enfrentamos, a veces sin saberlo. Informaciones delicadas, datos personales que pueden ser hackeados… e incluso videos y fotos íntimas que llegan a manos de delincuentes virtuales. Aquí te daremos las claves para evitar este tipo de robos.